(1923-2007)
Friday, 28 September 2007
Friday, 21 September 2007
Wednesday, 19 September 2007
Sunday, 16 September 2007
Tuesday, 4 September 2007
Howard Fast
" A la puesta del sol, pero también al alba, hay días en que el río semeja oro líquido, y ello ocurre sobre todo cuando fluye sobre la llanura, con la ciudad de Jericó de un lado, y del otro los bosques de acacias y las altas colinas de Galaad. Es el río Jordán. Pero hace mucho, mucho tiempo, para el pueblo que llegó luego de atravesar las llanuras secas y marchitas y el desierto ardiente, y que por primera vez veía el río entre el follaje verde de las acacias, era un milagro vital y alimenticio que trascendía a la mera existencia del agua. Como necesariamente debía ocurrir, lo llamaron Nahar Zahav, el río de oro, y los bosques de acacias fueron para ellos el bosque sagrado de Sittem. Cuando por primera vez llegaron a la orilla de este río de oro, trajeron consigo el recuerdo de un antepasado que otrora había vivido sobre la tierra que se extendía del otro lado del río. También trajeron consigo el polvo seco y la ardiente memoria del desierto, el recuerdo del infinito vagabundear beduino, del hambre insatisfecha y de la sed no saciada. Penetraron por este recuerdo hondo y seco, contemplaron, del otro lado del río, los verdes prados y colinas de las tierras de Canaán. Allende el río había también otras cosas, que a los errabundos habitantes del desierto se les antojaban inverosímiles..... y hombres de guerra, cubiertos de relucientes armaduras, que montaban carros de altas ruedas.
El pueblo vagabundo del desierto no temía a los hombres de relucientes armaduras. Muchas cosas temían, pero no a los hombres armados, pues el pueblo vagabundo armaba a sus hijos casi en el momento de destetarlos. Pero cuando el pueblo vagabundo llegó por primera vez a la orilla del río era sólo un puñado de hombres, una familia, un clan. A pesar de todo, cruzaron el curso de agua, atraídos por los verdes campos como una astilla de hierro es atraída por un imán; y cuando fueron rechazados se defendieron con una furia que los habitantes de Canaán no habían visto jamás. Pero los cananeos nunca habían sabido lo que era contemplar los verdes prados desde las ardientes arenas del desierto, y por consiguiente nunca comprendieron por qué el pueblo vagabundo luchaba con tan terrible furia. Una y otra vez el pueblo vagabundo tornó a cruzar el río, y una y otra vez fue rechazado. Pero con el correr de los años el lenguaje de los cananeos acuñó e impuso un nombre para este pueblo. Se los llamó " los del otro lado del río"; en idioma cananeo, Ivri, síntesis de significado y de amenaza en una sola palabra. Con el tiempo, la palabra se convirtió en hebreo. "
El pueblo vagabundo del desierto no temía a los hombres de relucientes armaduras. Muchas cosas temían, pero no a los hombres armados, pues el pueblo vagabundo armaba a sus hijos casi en el momento de destetarlos. Pero cuando el pueblo vagabundo llegó por primera vez a la orilla del río era sólo un puñado de hombres, una familia, un clan. A pesar de todo, cruzaron el curso de agua, atraídos por los verdes campos como una astilla de hierro es atraída por un imán; y cuando fueron rechazados se defendieron con una furia que los habitantes de Canaán no habían visto jamás. Pero los cananeos nunca habían sabido lo que era contemplar los verdes prados desde las ardientes arenas del desierto, y por consiguiente nunca comprendieron por qué el pueblo vagabundo luchaba con tan terrible furia. Una y otra vez el pueblo vagabundo tornó a cruzar el río, y una y otra vez fue rechazado. Pero con el correr de los años el lenguaje de los cananeos acuñó e impuso un nombre para este pueblo. Se los llamó " los del otro lado del río"; en idioma cananeo, Ivri, síntesis de significado y de amenaza en una sola palabra. Con el tiempo, la palabra se convirtió en hebreo. "
fragmento de Josué, el guerrero judío tomado de El poder de la palabra
Stanislaw Lem
" Los poetas organizaron inmediatamente varias reuniones de protesta, postulando el cierre y sellado de la máquina, pero, fuera de ellos, nadie se preocupo por los luctuosos incidentes. Bien al contrario, las redacciones de periódicos estaban muy satisfechas, puesto que el Electrobardo, escribiendo bajo miles de seudónimos, siempre tenía listo un poema de dimensión indicada para cada ocasión; su poesía circunstancial tenía tal calidad que los ciudadanos agotaban en unos momentos tirajes enteros: en las calles se veían rostros de expresión embelesada y soñadoras sonrisas, y se oían gentes sollozando calladamente. Todo el mundo conocía los poemas del Electrobardo, el ambiente ciudadano estaba saturado de preciosas rimas, y las naturalezas particularmente sensibles, alcanzadas por una metáfora o una asonancia especialmente lograda, incluso se desmayaban de impresión. El gigante de inspiración estaba preparado para estos trances, produciendo al acto una cantidad correspondiente de sonetos vivificadores. "
fragmento de Ciberiada: Fábulas para una Era Cibernética tomado de El poder de la palabra
Philip Roth
" El lago helado en un circo de montañas, del que Zuckerman se alejaba con visible inquietud y temor ante una visión tan pura y apacible como aquélla: un hombre solitario sentado en un cubo, pescando a través de 45 centímetros de hielo en un lago que constantemente renovaba su agua en lo alto de una arcádica montaña de América. (...) Debo decirte que yo no creo en la muerte y no experimento el tiempo como algo limitado. Sé que puedo vivir tres horas o 30 años, pero esto ya no es una presión sobre mí. Creo que por fin terminaron las interrupciones porque el tiempo está de mi lado. "
fragmento de "la mancha humana" tomado de el poder de la palabra
Simone Weil
El amor carnal en todas sus formas tiene por objeto la belleza del mundo. Muy a menudo también en la búsqueda del placer carnal los dos movimientos se combinan, el movimiento de correr hacia la belleza pura y el movimiento de huir lejos de ella en una confusión indiscernible. Si el amor carnal en todos los niveles se dirige más o menos a la belleza –y las excepciones no son más que aparentes- es porque la belleza en un ser humano hace de él por la imaginación algo equivalente al orden del mundo. El amor que se dirige al espectáculo de los cielos, las llanuras, el mar, las montañas, el silencio de la naturaleza que se hace sentir en mil leves sonidos, al soplo de los vientos, al calor del sol, ese amor que todo ser humano presiente al menos vagamente en un momento, es un amor incompleto, doloroso, porque se dirige a cosas incapaces de responder a la materia. Los hombres desean trasladar ese mismo amor a un ser que sea su semejante, capaz de responder a su amor, de decir sí, de entregarse. El sentimiento de la belleza que a veces está ligada a un aspecto particular de un ser humano hace posible esa transferencia, al menos de manera ilusoria. Pero la belleza del mundo, la belleza universal, es el objeto de ese deseo. "
Jakob Wassermann
" Un no-alemán es imposible que se pueda formar una idea de la situación en que se encuentra un judío alemán. Judío alemán: tome Ud. estas dos palabras con todo énfasis. Tómelas Ud. como el despliegue final de un laborioso curso evolutivo. Con su doble amor y su lucha contra dos frentes, he sido empujado muy cerca de la sima de la desesperación. El alemán y el judío: he soñado una vez una parábola, pero no sé si la misma es comprensible. Yo puse las placas de dos espejos una contra la otra, y tuve una impresión como si las imágenes humanas contenidas y conservadas en ambos espejos debieran lacerarse mutuamente. "
fragmento de "Mi camino como alemán y judio" tomado de El poder de la palabra
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