Wednesday, 3 September 2008

Yehudah Amijai

LOS JUDÍOS

Los judíos son como fotografías expuestas en un escaparate
todos juntos en distintas alturas, vivos y muertos
novios y novias, jóvenes de bar mitzvá con bebés.
Y hay fotografías reconstruidas de viejos retratos amarillentos.
Y a veces vienen y rompen la vitrina
y queman las fotos. Entonces se empieza
a fotografiar y a revelar de nuevo
y a representarles doloridos y sonrientes.

Rembrandt los pintó con turbantes
turcos, bellos como el oro viejo.
Chagall los pintó volando por el aire
y yo los pinto como mi padre y como mi madre.
Los judíos son la guardia eterna de un bosque
de árboles plantados tan juntos que ni siquiera los muertos
pueden tumbarse. Se mantienen apoyados sobre los vivos
y no hay quien los distinga. Sólo el fuego,
que quemará a los muertos más deprisa.

Y ¿qué hay de Dios? Dios permanece
como el perfume de una bella mujer que pasa de largo
y a la que nadie ve,
pero su perfume permanece, clases de perfumes,
creador de clases de perfumes.
Un judío recuerda la sukká de la casa de su abuelo.
Y la sukká recuerda a su vez
la marcha por el desierto que recuerda
la gracia de la juventud y las tablas de la alianza
y el oro del becerro de oro y la sed y el hambre
que recuerdan Egipto.

y ¿qué hay de Dios? Según el acuerdo
de la expulsión del paraíso y del templo
Dios ve a sus hijos sólo una
vez al año, en Yom Kippur.

Los judíos no son un pueblo histórico,
ni siquiera un pueblo arqueológico, los judíos
son un pueblo geológico con ruinas,
derrumbes, estratos y lava ardiente.
Hay que medir su historia
con otro metro.
Los judíos están pulidos con sufrimiento y abrillantados con tormentos,
como guijarros en la playa.
Se distingue a los judíos sólo cuando mueren
como se distingue a los guijarros del resto de las piedras:
cuando una mano fuerte los arroja,
saltan dos o tres veces
sobre la superficie del agua antes de hundirse.


Hace tiempo me encontré con una guapa mujer
cuyo abuelo me circuncidó
mucho antes de que ella naciera. Le dije,
tú no me conoces y yo no te conozco,
pero somos el pueblo judío,
tu abuelo está muerto y yo circuncidado y tú eres la guapa nieta
de pelo dorado: somos el pueblo judío.

Y ¿que hay de Dios? antes cantábamos
"No existe Dios como el nuestro", ahora cantamos, "Nuestro Dios no existe"
pero cantamos, todavía cantamos.


de "un idioma, un paisaje" antología poética.

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