Supervivientes de la rebelión del Ghetto de Varsovia
Partisanos judíos, sobrevivientes de la sublevación del ghetto de Varsovia, en un campamento en el bosque Wyszkow. Polonia, 1944.
(tomada de ushmm.org)
2 comments:
Anonymous
said...
Hay una canción que dice:
"Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, Sin embargo estoy aquí resucitando. Gracias doy a la desgracia y la mano con puñal por qué mató tan mal, y seguí cantando.
Cantando al sol como la cigarra después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.
Tantas veces me borraron, tantas desparecí, ami propio entierro fui sola y llorando; hice un nudo en el pañuelo pero me olvidé después que no era la única vez y seguí cantando.
Tantas veces te mataron, tantas resucitarás, cuántas noches pasarás desesperando. Y a la hora del naufragio y la de la oscuridad alguien te rescatará para ir cantando."
Mejor no hablo de la emoción que me causó lo de los supervivientes de Auschwitz y la rebelión del Ghetto de Varsovia, nace un dolor muy hondo en mi corazón que me llena los ojos de lágrimas. Mi abuela y mis tias abuelas, afortunadamente, vinieron a América antes de que ocurrieran esos horrores, pero aunque me lo ocultaron, no dejan de ser mis propios dolores.
2 comments:
Hay una canción que dice:
"Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
Sin embargo estoy aquí resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y la mano con puñal
por qué mató tan mal,
y seguí cantando.
Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
Tantas veces me borraron,
tantas desparecí,
ami propio entierro fui
sola y llorando;
hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez
y seguí cantando.
Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
cuántas noches pasarás
desesperando.
Y a la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando."
María Elena Walsh, "La cigarra"
Mejor no hablo de la emoción que me causó lo de los supervivientes de Auschwitz y la rebelión del Ghetto de Varsovia, nace un dolor muy hondo en mi corazón que me llena los ojos de lágrimas. Mi abuela y mis tias abuelas, afortunadamente, vinieron a América antes de que ocurrieran esos horrores, pero aunque me lo ocultaron, no dejan de ser mis propios dolores.
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